My personal experience on early exposure to a foreign language.By Ana Hernández
I consider my circumstances to be quite helpful. Brought up in the United States by my Cuban family, I was able to take in the necessary influence of both English and Spanish enough to be independently fluent in these two languages.
At home, my parents would only speak to me in Spanish, something I remember despising. As a child I wasn’t able to understand why they wouldn’t speak to me in English, like my friends, teachers and TV would. But because they insisted, all the muscles that intervene in my speech are capable of pronouncing the way they do now.
Due to my early immersion in English and Spanish I now realize the importance of exposing young learners to a second language as soon as possible without a minimum age barrier.
Babies and toddlers have an innate facility which makes the acquisition of any language easier. This is known as the Language Acquisition Device (LAD), a theory proposed by the renowned linguist, Noam Chomsky. This device within the human brain during early stages of life enables the quick achievement of vast vocabulary and grammar.
In my years of teaching English I have witnessed this to be true. Teaching kids as young as one year old, I have seen the difference between children that I started to teach at an early age and those who have come to my class at the age of four or five.
The most significant distinction comes at the moment of imitating my speech. Pronouncing a second language is audibly more difficult for a young learner who started at a later stage compared to those who began immersion as toddlers.
Though a baby may not show all the information they are soaking up, they are most definitely learning from their surroundings and they are taking in as much information as they can. The more we take advantage of this ease to assimilate stimuli, the easier it will be for them to process languages in the future.
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Mi experiencia personal en la exposición temprana a un idioma extranjero.
Considero que mis circunstancias fueron muy útiles. Me crié en Estados Unidos en una familia cubana. Fui capaz de obtener la influencia necesaria suficiente, tanto del inglés como del español, como para tener fluidez en ambos idiomas.
En casa, mis padres sólo me hablaban en español, algo que recuerdo despreciar. De niña no podía entender por qué no me hablaban en inglés, como lo hacían mis amigos, maestros y los programas de televisión. Pero fue por su insistencia, que todos los músculos que intervienen en mi habla son capaces de pronunciar de la forma en que lo hacen ahora.
Debido a mi inmersión temprana en inglés y español, ahora me doy cuenta de la importancia de exponer a los jóvenes a una segunda lengua tan pronto como sea posible, sin un límite mínimo de edad.
Los bebés y niños pequeños tienen una facilidad innata que favorece la adquisición de cualquier idioma. Esto se conoce como el Dispositivo de Adquisición del Lenguaje (DAL), una teoría propuesta por el conocido lingüista, Noam Chomsky. Este dispositivo dentro del cerebro humano durante las primeras etapas de la vida permite la rápida adquisición de un amplio vocabulario y gramática.
En mis años de enseñanza de inglés, he podido ver que existe diferencia entre los alumnos que empezaron a una edad temprana (he enseñado a niños de incluso un año de edad), y aquellos que han venido a mi clase a la edad de cuatro o cinco años.
La distinción más importante viene en el momento de imitar mi habla. La pronunciación de un segundo idioma es audiblemente más difícil para un alumno que comenzó en una etapa posterior, en comparación con aquellos que comenzaron la inmersión como niños más pequeños.
Aunque un bebé puede no mostrar toda la información que está absorbiendo, sin duda, está aprendiendo de su entorno, y está cogiendo la mayor cantidad de información posible de todo lo que ve y escucha. Cuanto más aprovechemos esta facilidad para asimilar estímulos, más fácil será para ellos procesar otros idiomas en el futuro.